Como docente de bachillerato llevo 14 años y meses, labor que me ha dado gran desarrollo personal y profesional. Las satisfacciones han sido muchas y la mayoría están centradas en el desempeño o expresiones de mis alumnos y exalumnos. Estas manifestaciones y reconocimientos sin papel ni membrete oficial calan muy hondo en mi persona. Alimentan mi quehacer y me hacen tan feliz como el aplauso para el artista exitoso.
Es por ello que la actividad profesional docente es para mí la más bonita de las actividades y que yo descubrí por mi cercanía con jóvenes que buscaban mi ayuda para aprender algo que ellos no entendían en sus aulas, sobre todo de matemáticas y química y observé que solo se les tenía que dar confianza y ellos aprendían solitos.
Ahora que me dedico casi exclusivamente a la docencia trato de ser un buen maestro, me siento una persona digna y las personas así me lo hacen saber. Esto me llena de satisfacción pero también de compromiso así como de dudas, pues sé que mis errores también quedan plasmados en la formación de mis alumnos, por lo que trato de pensar muy bien lo que intento, aunque debo aceptar que muchas de las decisiones las tomo por sentido común y con base en mi experiencia, pues existe un gran vacío entre la teoría que se nos proporciona como base en nuestros programas y la forma práctica de llevarlas a cabo en forma coherente.
Este ejercicio de inicio me parece muy importante porque nos hace reflexionar sobre quienes somos, sobre la dignidad e importancia de nuestra profesión, pues sea cual sea nuestra formación nuestro compromiso es el mismo pero sobre todo sobre el tipo de docente que queremos y debemos ser.
Saludos a todos y agradeceré comentarios acerca de mi participación, que haré lo pertinente en los de ustedes. Gracias
Es por ello que la actividad profesional docente es para mí la más bonita de las actividades y que yo descubrí por mi cercanía con jóvenes que buscaban mi ayuda para aprender algo que ellos no entendían en sus aulas, sobre todo de matemáticas y química y observé que solo se les tenía que dar confianza y ellos aprendían solitos.
Ahora que me dedico casi exclusivamente a la docencia trato de ser un buen maestro, me siento una persona digna y las personas así me lo hacen saber. Esto me llena de satisfacción pero también de compromiso así como de dudas, pues sé que mis errores también quedan plasmados en la formación de mis alumnos, por lo que trato de pensar muy bien lo que intento, aunque debo aceptar que muchas de las decisiones las tomo por sentido común y con base en mi experiencia, pues existe un gran vacío entre la teoría que se nos proporciona como base en nuestros programas y la forma práctica de llevarlas a cabo en forma coherente.
Este ejercicio de inicio me parece muy importante porque nos hace reflexionar sobre quienes somos, sobre la dignidad e importancia de nuestra profesión, pues sea cual sea nuestra formación nuestro compromiso es el mismo pero sobre todo sobre el tipo de docente que queremos y debemos ser.
Saludos a todos y agradeceré comentarios acerca de mi participación, que haré lo pertinente en los de ustedes. Gracias
¡Hola, Alejandro!
ResponderEliminarTienes mucha razón, finalmente el alumno es el reconoce a los maestros que le dejaron huella en el corazón y en la mente; por tal motivo debemos esforzarnos, por ser cada día mejores docentes, para poder trascender en sus vidas.
Saludos