lunes, 4 de junio de 2012
viernes, 1 de junio de 2012
Mi Confrontación Con La Docencia
Hola nuevamente a todos. Es una buena reflexión el pensar un poco acerca de nuestro quehacer docente, créanme que lo he pensado muchas veces y siempre encuentro causas y razones diferentes o al menos multifactoriales.
Primeramente quiero comentarles que soy químico farmacéutico biólogo y ejercí mi carrera en la industria farmacéutica por poco mas de 11 años y empecé a dar asesorías a alumnos de nivel licenciatura y preparatoria desde que salí de la facultad de química, lo que me gusta mucho y desde siempre fue una fuente de recursos económicos pero sobre todo de satisfacciones. Alternaba mi trabajo con las asesorías personalizadas a alumnos con dificultades conceptuales que se corregían con facilidad debido a la capacidad de mis asesorados. Después empecé a dar clases formales en preparatoria porque mi entonces jefe del laboratorio donde trabajaba me propuso para acometer algunas de las clases que él daba en preparatoria, lo que me gustó mucho y desde entonces seguí trabajando ocasionalmente en el nivel y en licenciatura, siempre con una gran pasión que descubrí en la docencia.
Pasando el tiempo dejé de trabajar en la industria para dedicarme al comercio con productos químicos, plaguicidas y otras sustancias, distribuyendo y poniendo mi propio negocio. Fue entonces que contacte con una antigua amiga de la infancia que buscaba una persona para hacerse cargo de la asignatura de química en la preparatoria de mi natal ciudad, por lo que acepté de buena forma incorporarme al nivel estatal cumpliendo 5 horas a la semana, que en un horario mañanero cumplía lo mejor que podía como un segundo trabajo. El tiempo y las satisfacciones, así como mi gran interés en la docencia me hicieron aceptar más horas clase, que se han ido sumando hasta tener casi el tiempo completo y haber transformado mi carrera de químico por la de docente en ciencias naturales, profesión que descubrí y que acepté con el mayor profesionalismo desde que tomé a mi cargo el interés de cualquier alumno o grupo. Soy docente por convicción y porque me gusta hacerlo, y aunque combino la actividad con otras es sin duda el mejor tiempo de mi vida utilizado al servir a otras personas.
Pensando en las insatisfacciones sin duda comparto las del profesor al que algunos estudiantes no ponen interés, aquellos en los que no pude despertar en su mente las ganas de superarse intelectualmente. También cuando no puedo conocer formas de mejorar mi trabajo y he llegado a pensar que tal vez los malos alumnos lo son porque yo no puedo cambiarlos. También soy consciente que en el nivel los grupos son numerosos y que no podemos con todos y con todas las problemáticas de cada cabeza que pasa por los grupos y eso me pone un tanto preocupado, pero pues hay que prepararse más para ayudar en lo posible a los jóvenes. Sin querer abrumarlos la verdad es que es una buena manera de empezar, poniéndonos a reflexionar.
Alejandro V. Vieyra
Primeramente quiero comentarles que soy químico farmacéutico biólogo y ejercí mi carrera en la industria farmacéutica por poco mas de 11 años y empecé a dar asesorías a alumnos de nivel licenciatura y preparatoria desde que salí de la facultad de química, lo que me gusta mucho y desde siempre fue una fuente de recursos económicos pero sobre todo de satisfacciones. Alternaba mi trabajo con las asesorías personalizadas a alumnos con dificultades conceptuales que se corregían con facilidad debido a la capacidad de mis asesorados. Después empecé a dar clases formales en preparatoria porque mi entonces jefe del laboratorio donde trabajaba me propuso para acometer algunas de las clases que él daba en preparatoria, lo que me gustó mucho y desde entonces seguí trabajando ocasionalmente en el nivel y en licenciatura, siempre con una gran pasión que descubrí en la docencia.
Pasando el tiempo dejé de trabajar en la industria para dedicarme al comercio con productos químicos, plaguicidas y otras sustancias, distribuyendo y poniendo mi propio negocio. Fue entonces que contacte con una antigua amiga de la infancia que buscaba una persona para hacerse cargo de la asignatura de química en la preparatoria de mi natal ciudad, por lo que acepté de buena forma incorporarme al nivel estatal cumpliendo 5 horas a la semana, que en un horario mañanero cumplía lo mejor que podía como un segundo trabajo. El tiempo y las satisfacciones, así como mi gran interés en la docencia me hicieron aceptar más horas clase, que se han ido sumando hasta tener casi el tiempo completo y haber transformado mi carrera de químico por la de docente en ciencias naturales, profesión que descubrí y que acepté con el mayor profesionalismo desde que tomé a mi cargo el interés de cualquier alumno o grupo. Soy docente por convicción y porque me gusta hacerlo, y aunque combino la actividad con otras es sin duda el mejor tiempo de mi vida utilizado al servir a otras personas.
Pensando en las insatisfacciones sin duda comparto las del profesor al que algunos estudiantes no ponen interés, aquellos en los que no pude despertar en su mente las ganas de superarse intelectualmente. También cuando no puedo conocer formas de mejorar mi trabajo y he llegado a pensar que tal vez los malos alumnos lo son porque yo no puedo cambiarlos. También soy consciente que en el nivel los grupos son numerosos y que no podemos con todos y con todas las problemáticas de cada cabeza que pasa por los grupos y eso me pone un tanto preocupado, pero pues hay que prepararse más para ayudar en lo posible a los jóvenes. Sin querer abrumarlos la verdad es que es una buena manera de empezar, poniéndonos a reflexionar.
Alejandro V. Vieyra
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